29/12/23

Si no es Papá Noel, serán los Reyes Magos

El niño estaba muy enojado junto al arbolito de Navidad con un rompecabezas y un trompo que le había regalado Papá Noel. Le contó a sus padres que le había pedido un juego de ajedrez, en una carta que le ayudó a hacer su hermano, pero con la condición de que no la revelara a nadie. Al oírlo, su madre le dijo sonriendo que le ayudaría a escribir otra a los Reyes Magos. En tanto, su padre reemplazaba el celular que Papá Noel le había traído a su hermano, por un calzoncillo, una camiseta y un par de medias.





 

Aburridos

El abuelo estaba muy aburrido junto a su pequeño nieto, viendo en el portal de la casa como la lluvia caía en forma monótona y suave sobre la vereda. Entonces, se dirigió al interior de la casa para buscar el juego de ajedrez, pensando en levantar el ánimo jugando con su nieto una partida.

Pero por más que buscó, solo encontró una vieja caja de ajedrez conteniendo algunas deterioradas piezas de madera, y entonces se le ocurrió una idea. Luego, bajo un paraguas para protegerse de la lluvia, ambos veían felices como las piezas competían entre ellas deslizándose por la corriente de agua, en el cordón de la vereda.




Ojos negros embrujados

Fui becado en el humilde pueblo donde vivía, para efectuar los estudios universitarios en la Ciudad, y allí conocí a un amigo entrañable con quien compartí los avatares de la carrera de abogacía. Luego de graduarnos, yo me dediqué profesionalmente a la enseñanza del ajedrez y como ahora vivo solo en la Ciudad, él me invita asiduamente a visitarlo a su casa, para aportarle mis experiencias a su esposa, la que participa asiduamente en torneos.

Y aunque parezca mentira, ya al verla me enamoré perdidamente de ella, embrujado por sus hermosos ojos negros. Si bien la pareja de mi amigo me manifiesta un cálido afecto, yo siempre debo disimular mis emociones. Sin embargo, se me hace muy difícil esconder este amor secreto, para que nadie sospeche de mi angustia.

Es que cuando de pronto alzo mis ojos del tablero de ajedrez y me encuentro con los de ella, mi corazón se acelera, y a mí solo me queda el consuelo de compartir el resplandor de esos ojos negros embrujados, que me acompañan en los análisis de las partidas y me sumergen en un mundo mágico y maravilloso. 




28/12/23

El otro yo del ajedrecista

Era un ajedrecista brillante que durante sus partidas rápidas o de blitz que jugaba por las noches en el club de ajedrez, ganó numerosos premios presenciales, manteniendo un elo elevado. Pero luego de que en una partida definitoria de un torneo, colgó sorpresivamente una pieza con la campeona femenina, comenzó su debacle. A partir de allí perdió numerosas partidas y su elo bajó en forma tan abrupta, que llamó poderosamente la atención de los aficionados.

Lo que nadie sabía era que cuando jugaba le aparecía en su mente su otro yo, quien lo alertaba de las celadas y descuidos en su juego. Era un compañero milagroso que le permitía ser exitoso. Luego durante sus sueños por las noches, volvía a aparecerle su otro yo, con quien disfrutaba del análisis de las variantes de las partidas que jugaba. Era un sparring perfecto.

Pero aquella noche que podría haber sido el campeón del club, tuvo un desencanto mayúsculo al colgar una pieza. Entonces, al aparecer su otro yo en sus sueños le pidió perdón, por no haberle avisado, explicándole que lo había distraído la hermosura de su rival. Pero éste no aceptó esas disculpas y muy ofuscado le recriminó su actitud,  pidiéndole que se vaya. Su otro yo lo miró muy apenado y mientras se alejaba, al sentirse despreciado, le contestó que lo dejaba para siempre. Ese fue el principio del fin de su trayectoria ajedrecística. 




27/12/23

Instantes de felicidad

Por si no lo sabes, la felicidad es como un rayo de luz que nos visita, se va y después vuelve, iluminando sólo momentos de nuestra vida de ajedrecista. Realiza una combinación brillante levantando la dama del tablero y al sacrifícala dando jaque mate al rey, por unos instantes sentirás que una luz de felicidad resplandece en tu alma.




Lo estoy llamando

Lo estoy llamando

con mi corazón angustiado,

porque necesito calmar

con sedienta desesperación

esta derrota que me aqueja.

Deseo ubicar a mi rival

en el sitio de ajedrez

para proponerle la revancha,

y envuelto en la ansiedad

lo estoy llamando.




22/12/23

Feliz alborada

Vivo en la madrugada todavía

una partida que fue muy fugaz

con un remate de mate sagaz

que en esta noche me ha dado alegría.


Me reí de mi propia cobardía.

mirando lo imposible en forma audaz,

mi instinto de aventura fue tenaz

que aplacó a mis miedos en la porfía.


Logré ganar porque no fue lo mismo

sacrificar la dama en la jugada

que buscar no caer en el abismo.


Y con la bella luna en la mirada

animándolo al sol con mi optimismo,

yo me duermo sonriendo en la alborada.





16/12/23

Niño feliz

Niño... ¿estás halagado?

¿Tanto te ríes porque

el jaque mate le has dado?

¡Es que veo a mi abuelo

que me mira embelesado!








Dechado divino

Si el sol de tu mañana

despierta opaco y triste,

busca tu celular

y empieza a sonreír.

Dios nos ha regalado

el dechado divino

del juego de ajedrez,

para alegrar la vida.




15/12/23

Viejo libro de ajedrez

En el desván, encontré junto con otras antigüedades, un viejo libro de ajedrez. Entonces, imaginé que seguramente el libro soñaría que cuando lo volviesen a leer, podría hacer sentir nuevamente a los ajedrecistas, ese sublime placer que brindaba en aquel tiempo el juego de ajedrez. Ello lo reconfortaría de esa larga espera. Mientras leía algunos comentario de sus análisis escritos en la vieja notación algebraica, pensaba si en este mundo moderno de ajedrez informatizado, no sería vana e inocente su esperanza.




Reencuentro fugaz

Esa tarde nos reencontramos casualmente en el club de ajedrez donde nos habíamos conocido y como en aquel entonces nos sentamos en una mesa para jugar una partida. Después que me ganara, le propuse ir a mi departamento para jugar la revancha. Allí no llegamos a terminar el juego, porque repentinamente nos fuimos a la cama e hicimos el amor apasionadamente igual que en aquellos tiempos. Luego salimos a cenar y cuando finalmente ella me dijo que tenía que volver a su casa porque su pareja estaba por llegar de su viaje en avión, me quedé callado embargado por la pena. Al retornar a mi departamento me esperaban las piezas de ajedrez dispersas por el suelo, una cama deshecha y las sábanas aún impregnadas con su perfume.




Pequeño ensueño ajedrecístico

Cuando hizo su aparición en la sala donde se celebrarían las partidas del torneo mundial de ajedrez, el silencio fue roto por el murmullo de los espectadores al ver entrar al favorito. Saludó a la gente y se sentó en su lugar asignado con las piezas blancas en uno de los tableros que había frente al escenario. Era la hora de la verdad y debía estar sereno, porque había mucho en juego. 

Pero al encenderse las luces de la sala de juego, se diluyó junto con las penumbras el pequeño ensueño ajedrecístico de ese hombre ajado y triste. Debía efectuar la limpieza del piso, porque comenzaba su nuevo día de trabajo.




Mi primer cuento de ajedrez

Un día apareció de la nada un pequeño juego de ajedrez en el sofá de nuestro living. Pensé que tendría virtudes mágicas, porque a partir de allí, mis padres dejaron de discutir y comenzaron a jugar amistosamente entre ellos. Pero en una tarde el juego de ajedrez desapareció tan misteriosamente como había aparecido. Entonces  imaginé que ello provocaría el derrumbe de mi familia. Mi padre comenzaría a beber y mi madre le pediría el divorcio . Y fue así como yo empecé a escribir el primer cuento de ajedrez de mi vida.





El sentido común en el ajedrez ha muerto

Tras una larga y penosa enfermedad, el sentido común en el juego de ajedrez ha muerto. El desenlace era previsible debido al avance descontrolado de las partidas rápidas y blitz a finish a tres minutos por jugador, o con uno o dos segundos de recupero por jugada, las que han sido acogidas masivamente y con mucho éxito en las redes de Internet. 

El sentido común, con planteos razonados de juego ya no se encuentra entre nosotros, porque ha sido invadido por aperturas inverosímiles, variantes alocadas, el colgar de piezas y el ganar por "atraco" en muchas de las partidas. El funeral se ha desarrollado sobriamente, y en el ataúd reposan los restos sin vida del raciocinio lógico del juego de ajedrez. 

En este moderno mundo globalizado todo ha cambiado. Se prefieren las partidas de rápida resolución que son más divertidas, desechando las lentas, porque resultan tediosas en este impaciente mundo moderno. Con estas nuevas tendencias, las alternativas de perfección en el juego ya no importan tanto como antes, debido a la aparición de los programas de computadoras, y por ello, muchas veces se recurre a ellas para analizar los errores cometidos en las partidas.

Sentido común en el juego de ajedrez: ¡Descansa en paz!




14/12/23

Desencuentro ajedrecístico

El padre estaba tomando un café sentado en una mesa del bar del club de ajedrez, cuando vio por el espejo del mostrador entrar a su hijo con el pelo mojado en ese día de lluvia torrencial, chapoteando y tiritando de frío. Estaba seguro que su hijo no sabía que él era su padre.

El hijo se acercó a su padre y con sus dedos crispados le tocó suavemente el hombro y le dijo “hola” con voz entrecortada. Mientras pedía al barman un café y el juego de ajedrez con un reloj, se sentó en la mesa para jugar con él, comentándole escuetamente sobre las inclemencias del tiempo. Estaba seguro que su padre no sabía que él era su hijo.

Como ocurría siempre que se encontraban en ese bar para jugar al ajedrez rápido, no supieron que decirse y mientras disputaban apasionadamente las partidas, ambos respetaron el silencio. Bien podría alguno de ellos haber revelado al otro el secreto, pero cuando estaban jugando, se les hacía un nudo en la garganta. Luego que finalizaran las numerosas partidas, el hijo se despidió con un “adiós”.

Antes de salir del bar, el hijo observó en el espejo del mostrador la imagen abatida del rostro barbudo de su padre con su frente surcada de arrugas, sentado en la mesa junto a las piezas dispersas sobre el tablero. A su vez, el padre divisó el rostro apesadumbrado de su hijo saliendo del bar bajo la intensa lluvia.




7/12/23

Jugador precavido

Está completamente convencido

que nació para ganar en el juego,

y su alma está llena de ansias y fuego

pero hoy siente a su espíritu cohibido.


Entonces piensa que aún no ha perdido

y que tiene que tomarse un sosiego,

por lo que para evitar todo apego

huir del club de ajedrez ha decidido.


Hoy no se halla bien para la porfía

y al no ser una noche placentera

piensa regresar el próximo día.


Una gran partida tal vez lo espera

para que envuelta en su sabiduría

una enorme alegría le confiera.