26/7/19

La triunfadora

Cuando algunos aficionados junto con los miembros de la Comisión Directiva del Club de Ajedrez vio acercarse al palco a una hermosa mujer rubia prorrumpieron en aplausos y entusiastas exclamaciones. Ella fue la única triunfadora de las treinta partidas simultáneas que realizara esa noche el maestro de ajedrez en el parque del centro de la Ciudad.
El presidente se le acercó con un diploma en sus manos y luego de felicitarla le dijo que era muy linda.
La triunfadora, le sonrió, pero lo sorprendió completamente cuando le respondió :
— Y la verdad es que no hay nada postizo. Todo esto me lo dio mi madre con lo demás que traje al mundo.
— Vamos a ver, señorita —, interrumpió, el presidente con una tosecilla nerviosa.
— Para llenar este diploma hacen falta algunos datos. Su nombre, su edad, su oficio.
— Mi oficio es muy antiguo, porque soy prostituta.
—¿Como ha dicho usted…? dijo el presidente luego de un silencio profundo.
— Soy prostituta.
Tratando de dominar su estupefacción , el presidente la interroga:
— Pero, entonces, ¿quiere usted decirnos cómo, cuándo, dónde adquirió usted  ese dominio del tablero en la partida que jugó frente al maestro, aprovechando sutilmente las imprecisiones de su juego?
Antes de venir a jugar acá estaba haciendo la calle en el centro de la Ciudad, cuando en el parque vi al maestro que me miró obnubilado al empezar a dar las simultáneas. Entonces, como me gusta bastante el ajedrez  me senté en una silla y mostrándole un poco mi mercadería comencé a jugar. Luego fui moviendo las piezas al compás de las distracciones del maestro. Eso es todo.

 


23/7/19

Mancha sospechosa

El maestro de ajedrez siempre tuvo una sospecha, y ella se incrementó cuando comenzó a aparecer en el diario un anuncio de una joven ajedrecista buscando a su padre. En él se solicitaba que la llamen por teléfono los hombres de más de cincuenta años que tuvieran alguna mancha en el cuerpo en forma de un peón de ajedrez .
Entonces se decidió a llamar, y cuando la chica le confirmó que tenía una mancha con esa forma a un costado del cuerpo, luego de una breve charla, colgó el teléfono sin dudar un instante. El corazón le latía aceleradamente cuando se dirigió al laboratorio para realizar la prueba de ADN.



21/7/19

Embrujo maligno

Deseo que un milagro rompa de una vez por todas este embrujo maligno y pueda volver de nuevo a ser una mujer de carne y hueso. Acá estoy convertida en una dama blanca e inmaculada sobre este tablero de ajedrez, acosada permanentemente por un montón de excitados peones negros y sufriendo en cada jugada que hace este nene travieso, que está dando los primeros pasos en el juego.










Seleccionado XI Concurso de microrrelatos.

Incluido en el libro Pluma, tinta y papel XI.

Diversidad Literaria. España. Abril 2022.



11/7/19

Bella dama de marfil

El día de los enamorados jugando una partida de ajedrez pensé que los labios húmedos y tiernos de mi novia, eran los de la bella dama blanca de marfil de mi adversario. Ante mis ojos estaba ella, tan accesible, hermosa y apetecible, que muy ansioso pensaba alzarla con mi caballo en la jugada siguiente. Fue allí que sorpresivamente escuché el grito de “¡jaque mate!” de mi rival que me paralizó el corazón. Y entonces, mi alma se llenó de impotencia en ese ilusorio tablero de ajedrez de mi vida.
 


10/7/19

La partida inconclusa

Después del holocausto nuclear ya nadie con vida existía en la tierra, y solo había quedado operando con su batería una notebook. Estaba esperando que el ajedrecista que jugaba una partida con uno de sus programas, ejecutara la movida correspondiente, antes que se produjera la hecatombe. De pronto, frente a ella apareció mágicamente el espíritu corporizado de Capablanca, deseoso de ganarle a la máquina esa última partida de ajedrez inconclusa de la humanidad.
 



Promesas incumplidas

Cuando comenzó la batalla, el rey le había prometido a la reina que siempre estarían juntos en la lucha que librarían contra el ejército enemigo. Pero después de las primeras escaramuzas que amenazaron su vida, el muy cobarde se apartó de ella y escapó abandonándola a su suerte, para ir a protegerse tras una torre, aprovechando la seguridad que le brindaba un enroque.



La dama infiel

— Sos un incapaz que no sabes defender tu reino. Deberías haber actuado con ese carácter valiente y decidido que tiene aquel peón, que siempre va hacia delante y nunca retrocede —, le dijo la dama, señalándoselo al rey.
— Sin embargo, todavía estás conmigo y aún no está todo perdido—, le repicó el rey.
— Sos un rey obcecado que no te das cuenta que las fuerzas enemigas ya nos están cercando. Ahora no me queda más remedio que buscar a alguien para que me proteja de las amenazas, porque si me atrapan cae el reino —, le dijo la dama, y al terminar la frase, cuando el rey giró la cabeza, grande fue su sorpresa al ver que ella ya no estaba a su lado.
La muy infiel se había ido corriendo presurosa para guarecerse del peligro que la asechaba, tras ese joven y esbelto peón que la había subyugado.



Ajedrez simétrico

Un joven aficionado que estaba dando los primeros pasos en el aprendizaje del juego de ajedrez, pensó que con las piezas negras y reiterando las jugadas de su rival podría tranquilamente aspirar a tablas.
De esa manera, luego de los primeros movimentos estaba muy satisfecho porque sus piezas habían quedado ubicadas en el tablero en foma simétrica a la de su rival, en una posición de completa igualdad. Hasta que el jugador de las blancas destruyó todos sus planes con el primer jaque al rey.