18/9/21

El cuadro de ajedrez

Una tarde mientras tomaba un café en la barra de un antiguo bar céntrico de la ciudad de Buenos Aires, me llamó poderosamente la atención ver colgado detrás del mostrador ese cuadro de ajedrez. Entonces, le pregunté con un gesto de extrañeza al dueño del local que me estaba atendiendo en esos momentos, como lo habían conseguido.

Ese cuadro es de Bobby Fisher —, me contestó con una sonrisa.

Dicho esto, me comentó que una tarde, sentado en el mismo lugar donde yo ahora estaba tomando café, Bobby le pidió en inglés si le podía guardar un paquete con un cuadro de ajedrez. Se lo había regalado un pintor fanático en la calle y en esos momentos tenía que ir a jugar una de las partidas del mach con Petrosián en el teatro San Martín.

Por supuesto maestro. Yo también soy fanático suyo y espero que gane el mach. Se lo guardo con mucho gusto y pase buscarlo cuando le resulte cómodo, le respondí en aquel entonces. Pero después que ganó el mach, se fue del país y como nunca más vino a retirarlo, decidimos colgarlo allí como recuerdo.

Entonces, luego de escucharlo muy emocionado, le confesé que yo era aquel fanático pintor que le había obsequiado ese cuadro al gran Bobby Fisher. 



 


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