29/5/23

Conquista

Me gustaba, aunque era sin duda el jugador más frío y antipático del club de ajedrez. Entonces, cuando una noche me tocó jugar con él, tracé mi plan de conquista. Como una gran simuladora, le sonreí seductoramente, manteniendo mi mano entre la suya como por descuido, al saludarnos saludarnos en el inicio del encuentro. Luego lo embriagué con mi perfume, y mientras yo hacía que pensaba, dejé con fingida pasividad, que deambulara su vista entre las curvas de mi escote. Y así, fui dejando que lograra poco a poco una mejor posición para que vaya gozando de la partida. Finalmente decidí colgar una pieza, y cuando haciéndome la sorprendida levanté recelosa la mirada, vi que asomaba en sus ojos un destello de ternura.




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