16/5/20

El viejo maestro de ajedrez

Cierta vez un viejo maestro de ajedrez estaba bastante cansado después de ganar en una intensa y dura partida en un torneo de ajedrez. Ya en la madrugada se sentó en la barra de un bar que estaba abierto para tomar un café con el fin de reconfortarse. 
El maestro tenía sus ojos vivaces a pesar de sus años, y su cabeza calva estaba rodeada de pelo canoso. Su figura no pasaba desapercibida para el barman, quien lo miraba con cierta incredulidad y el ceño fruncido, tratando de reconocerlo en la tenue penumbra que había en el bar.
Fue cuando le hizo el pedido, cuando el barman cambió el semblante de su rostro por completo al acordarse de quien era. Sonriéndose con simpatía, le dijo que tenía un gran placer de que haya concurrido a su bar y así poderlo conocer personalmente. Le manifestó que como aficionado al ajedrez, siempre le había causado mucha admiración y alegría su larga y exitosa actuación ajedrecística.
El viejo maestro se llenó de orgullo y a la vez de sorpresa ante tamaña distinción, teniendo en cuenta que si bien había ganado algunos torneos importantes, su actividad no era muy difundida y conocida por el público en general.
Usted no sabe cuanto he disfrutado y aprendido de su juego viendo sus partidas , le repetía el barman sin cansarse de declararle su idolatría. El maestro no sabía como hacer para agradecer semejantes elogios, mientras consumía su café, aferrando el mango del pocillo con manos nerviosas.
¿Cuánto le debo? ꟷ, le preguntó finalmente, luego de sorber el último trago.
No, por favor! Después de todas las satisfacciones que me ha dado, no me parece justo cobrarle a un famoso jugador como Miguel Najdorf , le respondió el barman, brindándole una amplia y afectuosa sonrisa, ante la completa sorpresa del viejo y atribulado maestro de ajedrez.

 



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