Me gustaba, aunque era sin duda el jugador más frío y antipático del club de ajedrez. Entonces, cuando una noche me tocó jugar con él, tracé mi plan de conquista. Como una gran simuladora, le sonreí seductoramente, manteniendo mi mano entre la suya como por descuido, al saludarnos saludarnos en el inicio del encuentro. Luego lo embriagué con mi perfume, y mientras yo hacía que pensaba, dejé con fingida pasividad, que deambulara su vista entre las curvas de mi escote. Y así, fui dejando que lograra poco a poco una mejor posición para que vaya gozando de la partida. Finalmente decidí colgar una pieza, y cuando haciéndome la sorprendida levanté recelosa la mirada, vi que asomaba en sus ojos un destello de ternura.
Los sumerjo en un mundo mágico de cuentos y poesías de este juego maravilloso e inmortal.
29/5/23
26/5/23
Danza de piezas
La intricada posición
es bastante amenazante,
y trato de defenderme
con ideas presurosas.
Veo una danza de piezas
que buscan en el tablero
propinarme el jaque mate,
mientras el tiempo me acosa.
20/5/23
Mágico esplendor
El jardinero se sorprendió cuando el propietario le pidió que emplazara junto al reloj de sol un gran juego de ajedrez rodeados de flores en el jardín de su casa. No comprendía que era un poeta que amaba el ajedrez, y quería que sus partidas se inspiraran en un mágico esplendor poético. Para ello, necesitaba que el juego estuvieran en contacto directo con la belleza de la naturaleza, a fin de poder compartir con ella el placer estético de sus hermosas combinaciones.
Incluido en el libro: Agonía solar.
Letras como Espada. España. Septiembre 2024.
19/5/23
Inspiración agitada
En mi visión aparecen
como en un caleidoscopio,
hermosas combinaciones
en un girar permanente.
Hasta que por fin las piezas
por un instante se ordenan,
al hallar en el tablero
el jaque mate inminente.
16/5/23
Eliminando las evidencias
Muy compungido, el joven maestro de ajedrez arrojó al mar la planilla de esa partida definitoria que había perdido en la noche anterior. Luego de un breve tiempo de estar parado frente al mar, bajo la tenue luz del sol cayendo en el ocaso, el oleaje se la devolvió sobre la arena de la playa. Mientras las aguas besaban dulcemente a la blanca hoja de papel, observó como se iban disolviendo lentamente los trazos de la tinta. Es que el mar luego de haber conocido su vergonzoso colgado de pieza que realizó en esa partida, trataba de consolarlo eliminando las evidencias.
Abordaje de peones piratas
Aquella nave pirata surgió inesperadamente sin ser detectada por el galeón español y como ya estaba muy cerca de la popa, le fue imposible escapar. El abordaje fue inmediato, y los garfios de los peones piratas no tardaron en clavarse con saña en los alfiles y caballos que defendían al galeón. Mientras, parapetados tras unas torres, se escuchaban los gritos desgarradores de los reyes y las damas que habían sido secuestrados, pidiendo que los liberen. Fue allí, cuando su madre se arrodilló frente a la bañadera llena de juguetes, los que flotaban junto con las piezas de ajedrez, provista de esponja y jabón.