Ser maestro de ajedrez era un sueño que lo persiguió persistentemente
durante su juventud, pero que ya lo ha abandonado. En esa época se la pasaba anhelante
sobre el tablero reproduciendo con rapidez partidas de torneos importantes,
mientras imaginaba exultante que se transformaba en algunos de esos jugadores
famosos.
En esos instantes de su vida había querido dedicarse incondicionalmente al ajedrez para llegar a ser un jugador profesional. La ambición para lograrlo no le faltaba, pero en verdad, lo que no tenía era la paciencia y perseverancia necesaria para ello.
Por su carácter ansioso, siempre fue un jugador mediocre por sus constantes apresuramientos en las partidas. Pero hoy ya en la madurez, comprendiendo que sus deseos juveniles eran una utopía, ha adoptado un camino ajedrecístico más lógico del que ambicionaba en aquel entonces, y que actualmente le brinda grandes satisfacciones.
Ahora juega en el bar de su barrio con un grupo de amigos partidas rápidas blitz a tres minutos, con dos segundos de recupero. De esa manera , busca con su mente agitada plantear algún gambito complicado, confiando que en base a la agilidad de parejas de caballos o con algún sacrificio atropellado, pueda lograr ganar la partida. Ello le permite permanecer durante bastante tiempo sentado en su silla, ansioso y feliz, para jugar con su próximo rival.
En esos instantes de su vida había querido dedicarse incondicionalmente al ajedrez para llegar a ser un jugador profesional. La ambición para lograrlo no le faltaba, pero en verdad, lo que no tenía era la paciencia y perseverancia necesaria para ello.
Por su carácter ansioso, siempre fue un jugador mediocre por sus constantes apresuramientos en las partidas. Pero hoy ya en la madurez, comprendiendo que sus deseos juveniles eran una utopía, ha adoptado un camino ajedrecístico más lógico del que ambicionaba en aquel entonces, y que actualmente le brinda grandes satisfacciones.
Ahora juega en el bar de su barrio con un grupo de amigos partidas rápidas blitz a tres minutos, con dos segundos de recupero. De esa manera , busca con su mente agitada plantear algún gambito complicado, confiando que en base a la agilidad de parejas de caballos o con algún sacrificio atropellado, pueda lograr ganar la partida. Ello le permite permanecer durante bastante tiempo sentado en su silla, ansioso y feliz, para jugar con su próximo rival.