Lloran mis piezas del tablero
cuando las guardan en la caja,
y al seguirlas con la mirada
la partida voy recordando.
Como mi tristeza no para
deseo olvidar la derrota,
pero esas piezas desdichadas
a mi mente van torturando.
Los sumerjo en un mundo mágico de cuentos y poesías de este juego maravilloso e inmortal.
Lloran mis piezas del tablero
cuando las guardan en la caja,
y al seguirlas con la mirada
la partida voy recordando.
Como mi tristeza no para
deseo olvidar la derrota,
pero esas piezas desdichadas
a mi mente van torturando.
Quería esa noche elaborar
una plan de juego coherente,
mas yo no podía concretar
nada que gustara realmente.
Pensé en sacrificios muy hermosos
que ansioso traté de analizar,
pero me aparecían borrosos
esos métodos para triunfar.
De pronto, un reflejo los alumbra
a Capablanca, Fischer y Tal,
los que colgados en la penumbra
veían mi laguna mental.
Y al posar en ellos mi mirada
del sopor pude yo liberarme,
y aquella inspiración tan ansiada
sus cuadros lograron ofrendarme.