20/11/21

Resarcir la herida

Rebosando de aromas la mañana,

desperté recordando la partida,

lleno de tristeza por la caída ,

mientras el sol veía en la ventana.


Y al envolverme una ansiedad temprana

decidí jugar en forma aguerrida,

para tratar de resarcir la herida,

en mis noches de lucha cotidiana.


Buscaré evitar todos mis descuidos,

y aunque el tiempo se deslice volando

aplicaré planes bien concebidos.


Cuando mi juego vaya mejorando,

calmaré estos dolores producidos

y al ajedrez me repondré ganando.

 


 

19/11/21

La celada

Era una partida rápida a tres minutos con dos segundos de recupero por jugada. Había quedado bastante bien en la apertura, pero poco a poco, mi adversario fue adquiriendo una posición dominante en el medio juego. A todo esto, al avanzar la partida, el reloj me estaba dejando casi sin margen de reflexión. Me quedaban ya pocos segundos para perder por tiempo y empecé a sentirme agobiado e inquieto. Por suerte pude realizar al toque varias jugadas obvias y de ese modo recuperé algo de tiempo, pero mi posición seguía siendo muy delicada.

Fu allí que de pronto como un relámpago apareció iluminada ante mi vista la posibilidad de realizar una celada entregando mi dama. Entonces, para desconcertar a mi rival busqué que esa jugada le pareciera como un descuido mío fatal, producto de mis nervios y de mi falta de tiempo. Pero si me comía la dama, dando jaque con el alfil le daría luego mate apoyado por mi torre.

¿Caería en la celada? De todas formas no me quedaba otra alternativa y el tiempo se me agotaba. De modo que jugué el caballo dejando la dama colgada, poniendo cara de inocencia. Luego de realizar la jugada, fingí al instante un gesto de contrariedad y cuando mi rival me miró a los ojos, sorprendido e incrédulo, yo puse mi mejor cara de circunstancias.

Pero mi rival dudó, sujetándose la cabeza con ambas manos y mientras avanzaban los segundos de su reloj, el silencio era sobrecogedor y el corazón me latía con fuerza. Hasta que cuando ya no le quedaba nada de tiempo se decidió y no tomó mi dama de regalo, comiéndose la torre y evitando así mi solapada amenaza. Finalmente luego de realizar ambos varias jugadas al toque, no me quedó otra que abandonar. Al despedirnos dándonos la mano mi adversario me dijo con una sonrisa:

—Casi caigo en tu celada y tuve suerte, porque a pesar del poco tiempo que me quedaba y de tus actuaciones actorales, pude darme cuenta que la dama estaba envenenada. 

 


 

 

17/11/21

Momentos de felicidad

Cuando el anciano abrió los ojos lentamente en esa tibia mañana miró el reloj de reojo. Eran casi las siete. Ya era de día, pero tenía sueño y era muy temprano para levantarse en ese domingo. Se dio vuelta arrellanándose entre las sábanas, ubicando la cabeza lo más cómodamente posible sobre la almohada. Nada lo complacía tanto como permanecer en un placentero estado de somnolencia.

Era un ser que vivía solitario en este mundo y no era como otras personas que debían saltar de la cama apenas se despertaban, incapaces de abstraerse de las demandas de la realidad. Cuando volvió a mirar el reloj, ya eran pasadas las diez de la mañana y no sabía bien si en ese lapso se había dormido o había permanecido despierto.

Se sentó en la cama, refregándose los ojos. Se levantó y como todas las mañanas tomó su ducha caliente. Una vez finalizado se secó y se vistió, y luego de prepararse el desayuno salió a la calle. A pocos pasos de su departamento, el parque estaba poblado como todos los domingos por la mañana. Allí estaban los niños corriendo de aquí para allá, y bajo la sombra de los árboles distinguió a sus viejos amigos jugando en las mesas de ajedrez. Ellos constituían los únicos vínculos afectivos que aún le quedaban, en la soledad de su vida.

Contempló el panorama con deleite. En ese día primaveral el parque estaba esplendoroso. Envuelto en la fragancia de las flores el anciano cerró los ojos e inspiró profundamente. Era una época de renacimiento, donde la naturaleza se regeneraba y los sueños reverdecían con nuevas oportunidades. Para él era una tregua que lo alejaba de los sombríos pensamientos que le traían esa permanente soledad de su vejez .

Y en esa soleada mañana de domingo de primavera, decidido a disfrutar de esos momentos de felicidad, el anciano se dirigió prestamente hacia donde estaban sus amigos para jugar sus habituales partidas de ajedrez. 

 


 

11/11/21

Comentarios en una partida rápida de ajedrez

Jugada 1

— Hola, empezaste con lo que para mí es P4R, ¿e4 es lo tuyo no? Perdóname por lo de ayer. Ya sabes que desvarío cuando pierdo y digo pavadas !Ojo que si ahora te gano, luego no quiero excusas!

Jugada 3

— Vamos por esa variante de los cuatro caballos.

Jugada 7

— Bueno, veo que tratas de fortalecer el centro ¡Voy a tratar de romperlo avanzando este peón!

Jugada 11

—¿Quieres cambiar para simplificar la posición? No te voy a dar el gusto: ¡Jaque al rey!

Jugada 12

— ¡Que cobardón es tu rey, se esconde tras el peón! Pero ahora me acerco con mi caballo y ya vas a ver.

Jugada 13

— ¡Estoy más lento que nunca! ¡Me quedé pensando porque estaba convencido que ibas a cambiar el caballo ¡Voy a jugar de una vez por todas porque si sigo así pierdo por tiempo! Estoy seguro que no viste este movimiento de mi alfil.

Jugada 19

— ¿Esta jugada hiciste? ¡Como puede ser que no haya visto este jaque descubierto! Maldición, !No lo puedo creer!. Muevo el rey, no me queda otra.

Jugada 20.

— ¿Te gustó más la dama no? Pero con torre y alfil te la sigo todavía.

Jugada 24

— Este sacrificio de torre no lo vi y el mate es inevitable. Bueno nene, parece que no tengo nada que hacer: ¡Abandono! Pero te digo una cosa: ¡Deberías ser más considerado y no quedarte siempre callado, cuando jugás al ajedrez con tu abuelo!