Cuando un peón negro bastante malvado
avanzaba agresivamente por el tablero, fue amenazado por un caballo
blanco y al encontrarse encerrado, le suplicó que no lo comiera. El
caballo que en ese momento estaba empeñado en amenazar a la dama, lo
perdonó y realizó otra jugada sin hacerle daño.
Algún tiempo después, el caballo por una falsa maniobra quedó amenazado por dos peones negros y cuando uno de ellos ya estaba por comerlo, sintió la voz del otro que le decía:
— Ese caballo me salvó la vida.
Al oír esto, el peón negro frenó en su intento apiadándose del caballo, y entonces el peón perverso aprovechó la oportunidad para comerlo sin remordimiento alguno.
Algún tiempo después, el caballo por una falsa maniobra quedó amenazado por dos peones negros y cuando uno de ellos ya estaba por comerlo, sintió la voz del otro que le decía:
— Ese caballo me salvó la vida.
Al oír esto, el peón negro frenó en su intento apiadándose del caballo, y entonces el peón perverso aprovechó la oportunidad para comerlo sin remordimiento alguno.