Los sumerjo en un mundo mágico de cuentos y poesías de este juego maravilloso e inmortal.
Lloran mis piezas del tablero
compungidas por su derrota,
y al verlas guardar en la caja
la partida voy recordando.
Como mi tristeza no para
deseo olvidar mi derrota,
pero esas piezas desdichadas
a mi mente van torturando.
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