¡Pobres reyes
jubilados!
Ya en la vejez de su existir
murieron sus damas y viudos quedaron.
Como la jubilación no les alcanzaba
los caballos tuvieron que vender
y los alfiles presurosos se fugaron.
Ya en la vejez de su existir
murieron sus damas y viudos quedaron.
Como la jubilación no les alcanzaba
los caballos tuvieron que vender
y los alfiles presurosos se fugaron.
¡Pobres reyes jubilados!
Sólo cuentan con sus fieles peones
esperando la torre prometida.
Y es allá, en el confín del tablero,
donde algún peón la podrá promover
Sólo cuentan con sus fieles peones
esperando la torre prometida.
Y es allá, en el confín del tablero,
donde algún peón la podrá promover
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