Papá Noel es sorprendido al entrar en el living por la chimenea, con la bolsa de juguetes a cuestas, en la madrugada de Navidad.
— Confiesa, ¿existes o no existes? —, le preguntó el pequeño apuntándolo con su revólver de juguete en la mano.
— Claro que existo, ¿no me ves aquí, con la bolsa de juguetes?.
— Pero mi primo, mientras me enseñaba a mover las piezas de ajedrez en la computadora, me dijo que tú eres mi abuelo, disfrazado con el traje de Papá Noel y una barba postiza.
— Eso es mentira, yo soy Papá Noel de verdad, ¿no quieres ver el regalo que me pediste en tu carta, que te ayudó a escribir tu primo?
— Primero voy a tironear de tu barba para ver si es postiza, porque quiero saber si eres mi abuelo o no—, le dijo el chico en tono amenazante, blandiendo el revólver en sus manos.
Pero no tuvo tiempo de hacerlo, porque fue en ese momento que la madre del pequeño lo despertó en la mañana de Navidad, para que vaya a ver el hermoso juego de ajedrez que Papá Noel le había dejado de regalo en el living por la noche.
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