Se abrió la tapa y la oscuridad que lo rodeaba se llenó nuevamente de luz. Se puso contento porque
llevaba mucho tiempo encerrado en esa caja de madera alta y estrecha.
El entrar nuevamente en combate lo llenaba de ansiedad, porque
ambicionaba ser el héroe de la vibrante lucha ajedrecística que
estaba por comenzar. Si bien era sólo un simple caballo
blanco de plástico, con la cabeza ligeramente alzada, sentía al
iniciarse la batalla que su apariencia era señorial.
La disputa se hizo intensa y muchas piezas fueron cayendo en la refriega, y en un momento dado el rey negro enemigo fue amenazado y tuvo que escapar hacia el centro del tablero. De pronto sintió que alguien lo atacaba desde una columna lateral. Pero no era más que un insignificante peón negro que avanzaba con su cabeza mellada y entonces lo esquivó con arrogancia, saltando prestamente sobre él.
Luego se internó por unos peligrosos senderos que lo llevaban hacia la dama negra y mientras se acercaba, intuyó que se produciría el acontecimiento de grandeza que tanto anhelaba. No era para menos. Al presentase la oportunidad saltó con precisión y jaqueando al rey negro, amenazó a la vez a la dama ubicada en la primera fila.
Estaba pletórico de alegría, porque sólo de vez en cuando podía tener una sensación de triunfo como aquella. Cuando el rey negro amenazado tuvo que moverse, aprovechó para tomar su dama. En ese momento, pensó que había alcanzado la gloria y paladeando ya el sabor del triunfo, se sintió como el gran hacedor de la victoria de su ejército.
Pero ocurrió algo que ni por casualidad había previsto. Ese mellado peón negro que no valía gran cosa y al que no le había dado ninguna importancia, estaba oculto defendiendo la posición de su dama e inmediatamente lo tomó desprevenido donde se encontraba, la que para él era la fila de su coronación. Fue allí, que después de abatirlo, ofrendó su vida, resucitando a la dama negra. Entonces, ya fuera de combate, vio como esa circunstancia trascendente de la lucha, le dio finalmente el triunfo al ejército enemigo.
La realidad fue que el héroe de la batalla no había sido otro que aquel humilde peón que él tanto había subestimado y despreciado, pensaba con tristeza, mientras lo encerraban nuevamente en esa caja de madera alta y estrecha, donde le esperaban largos días de reminiscencia llenos de oscuridad y silencio.
La disputa se hizo intensa y muchas piezas fueron cayendo en la refriega, y en un momento dado el rey negro enemigo fue amenazado y tuvo que escapar hacia el centro del tablero. De pronto sintió que alguien lo atacaba desde una columna lateral. Pero no era más que un insignificante peón negro que avanzaba con su cabeza mellada y entonces lo esquivó con arrogancia, saltando prestamente sobre él.
Luego se internó por unos peligrosos senderos que lo llevaban hacia la dama negra y mientras se acercaba, intuyó que se produciría el acontecimiento de grandeza que tanto anhelaba. No era para menos. Al presentase la oportunidad saltó con precisión y jaqueando al rey negro, amenazó a la vez a la dama ubicada en la primera fila.
Estaba pletórico de alegría, porque sólo de vez en cuando podía tener una sensación de triunfo como aquella. Cuando el rey negro amenazado tuvo que moverse, aprovechó para tomar su dama. En ese momento, pensó que había alcanzado la gloria y paladeando ya el sabor del triunfo, se sintió como el gran hacedor de la victoria de su ejército.
Pero ocurrió algo que ni por casualidad había previsto. Ese mellado peón negro que no valía gran cosa y al que no le había dado ninguna importancia, estaba oculto defendiendo la posición de su dama e inmediatamente lo tomó desprevenido donde se encontraba, la que para él era la fila de su coronación. Fue allí, que después de abatirlo, ofrendó su vida, resucitando a la dama negra. Entonces, ya fuera de combate, vio como esa circunstancia trascendente de la lucha, le dio finalmente el triunfo al ejército enemigo.
La realidad fue que el héroe de la batalla no había sido otro que aquel humilde peón que él tanto había subestimado y despreciado, pensaba con tristeza, mientras lo encerraban nuevamente en esa caja de madera alta y estrecha, donde le esperaban largos días de reminiscencia llenos de oscuridad y silencio.
Seleccionado
Concurso de Relatos.
Incluido en el libro. Héroe.
Asociación Letras con Arte. España. Noviembre 2018.
Incluido en el libro. Héroe.
Asociación Letras con Arte. España. Noviembre 2018.
Excelente lectura apasionada desde el principio al fin ojalá a todos les gustará leer como a mí
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