Cuando
la policía lo detuvo al tratar de ingresar por la fuerza en un club
de ajedrez sin poder
identificarse y aportar documentación
alguna, nadie creyó su historia.
Decía
que
llevaba
un disfraz humano y que se había escapado
de un grupo de platos voladores, para descender
subrepticiamente en este planeta,
porque
era
un fanático ajedrecista y había
venido a jugar unas partidas.
Por tal motivo, y considerando que estaba loco, lo confinaron en un hospital neuropsicriátrico. El facultativo que lo atendía sonreía al escuchar su relato, pensando que su paciente se creía un ajedrecista extraterrestre para tratar de evadirse de la realidad. Sin embargo le surgió la duda, cuando vio por la ventana que sobre el cielo del parque del establecimiento sobrevolaban varios platos voladores como si lo estuviesen buscando.
Por tal motivo, y considerando que estaba loco, lo confinaron en un hospital neuropsicriátrico. El facultativo que lo atendía sonreía al escuchar su relato, pensando que su paciente se creía un ajedrecista extraterrestre para tratar de evadirse de la realidad. Sin embargo le surgió la duda, cuando vio por la ventana que sobre el cielo del parque del establecimiento sobrevolaban varios platos voladores como si lo estuviesen buscando.
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