Desde que se conoció el ajedrez,
los humanos gozan de su belleza
como si fueran estrellas del cielo
brillando sobre el tablero del tiempo.
No se sabe bien de donde surgió,
pero forma parte del universo
como si el mundo fuera un gran trebejo
donde están todas nuestras creaciones.
Y tal vez no surgió en este universo
sino en un multiverso paralelo.
¡Ajedrez: maravilloso y sublime,
el que tan solo un Dios pudo crearlo!
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