7/7/23

Aprender a los golpes

Era un niño muy engreído y luego de haber aprendido con su madre a mover las piezas de ajedrez, creía que nadie podría vencerlo, porque a ella siempre le ganaba. Un día, como su madre estaba ocupada y no tenía a nadie con quien aplicar sus conocimientos, decidió jugar una partida contra un programa de ajedrez que encontró en su celular.

Con una sonrisa seleccionó el nivel principiante, y pensando que le ganaría fácilmente, inició el juego con sus piezas blancas. Luego buscó constantemente las jugadas que el programa le indicaba para mover las piezas negras en el tablero. Ante su asombro, estas lograron poco a poco una mejor posición y fueron acorralando a su rey blanco hacia los últimos casilleros del tablero en el que podía guarecerse.

Finalmente, su rey ya no pudo defenderse tras los pocos peones que le quedaban, y todo el tablero quedó sembrado de piezas negras. Frente a esa derrota, el niño descargó su rabia golpeando la mesa, y arrojando al aire con un manotón, las piezas que estaban sobre el tablero..

Su madre que oyó el ruido y el portazo que dio al salir de su cuarto, cerró sus ojos, y pensó que había hecho mal en dejarse siempre ganar como forma de incentivarlo en el aprendizaje. Y lamentó que su hijo no tuviera algún amiguito que supiera jugar al ajedrez, para practicar con ese hermoso juego que le habían traído los Reyes Magos.




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