Cuando llegaban a su casa trayendo a su hijo que había ido a buscar a la escuela, la madre se encontró con una amiga que era una pintora renombrada y daba clases particulares, quien luego de saludarla amablemente, le preguntó sonriendo:
—¿Como anda tu hijo en el colegio?
— La verdad es que anda muy bien. La semana pasada ganó el torneo de ajedrez de la escuela y tiene muy buenas clasificaciones en todas las materias. La única excepción es en dibujo, porque no le gusta y como no le dedica mucha atención, voy a tratar de hacer algo especial para incentivarlo —, le contestó.
—¿Qué harás? — le preguntó la amiga.
— Lo pondré de inmediato a estudiar dibujo contigo ¿Que te parece?
La pintora amiga la miró sorprendida. Pero se repuso rápidamente y le contestó dándole un consejo:
— No me parece bien, creo que deberías ponerlo a tomar clases particulares con un profesor de ajedrez. Pienso que es mejor aprovechar el tiempo en desarrollar las aptitudes naturales del chico y no castigarlo a esforzarse inútilmente en hacer algo que no le gusta.
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