14/10/22

Reconocimiento

Lo reconoció por ese pequeño juego portátil de cuero con fichas de encastrar de plástico, que siempre llevaba consigo. Al ver la escena sintió un vahído, se le revolvió el estómago y fue a un costado del parque a vomitar junto a un árbol. Evidentemente tenía que ser ese viejo ajedrecista que siempre concurría al parque para analizar partidas de ajedrez. El juego estaba tirado en el césped junto al cuerpo envuelto en un charco de sangre. Al llegar la policía echaron una lona sobre el cadáver.





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