Al verla pasar sin que me reconociera, se me ocurrió una idea loca. Busqué en un cajón del bargueño una vieja planilla de ajedrez. Pensé enviársela con el texto: “Hola, te mando la planilla de la partida que jugamos en aquel torneo de la escuela. Quiero contarte que me dejé ganar porque estaba enamorado.". Me reí al imaginar lo que pensaría ella ahora, al enterarse después de tanto tiempo. Pero recapacité y la guardé. Quizás otro día se la mande.
Finalista XI Concurso de Minicuentos. Un bargueño para mis cuentos.
Incluido en el libro: Guardián de cuentos.
Mundo Escritura. España. Septiembre 2025.
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