El maestro de ajedrez se
contactó
por Internet con
una experta en informática para que le
resuelva algunos inconvenientes que tenía para
jugar al ajedrez
on-line con su
computadora. Era una mujer muy hermosa que le
solucionó rápidamente el problema. Después se
sentaron
en el sofá y tuvieron una
larga charla
cordial e inteligente, donde
ella le dijo que no
tenía ningún compromiso.
— He sido un jugador exitoso, pero ahora que me he retirado, vivo en completa soledad y durante estos últimos años el juego de partidas de ajedrez on-line ha sido mi única distracción —, le confesó el maestro.
— Que bueno, entonces podemos jugar una partida dado que a mi realmente me apasiona jugar al ajedrez. Pero antes te puedo preparar algo exquisito para comer, porque te comento que además de ser una experta en informática, soy una excelente ama de casa y cocino como los dioses,— le propuso ella con una amplia sonrisa.
— Por favor, quédate a vivir conmigo, porque ya al conocerte me he dado cuenta que eres la mujer ideal para mí.—, le pidió el maestro en un arrebato desesperado, mientras ella lo miraba sorprendida.
— Que quieres que te diga, si bien eres un hombre algo maduro, me has resultado muy agradable y simpático—, le contestó.
— ¿Pero que pasaría con tus deseos sexuales, si acepto tu proposición? — , le preguntó luego bastante expectante.
— Es que a mi edad solo busco una compañía que me brinde cariño y comprensión, aunque debo reconocer que me hubiera gustado mucho hacer el amor contigo—, le contestó él.
— Se ve que eres un hombre muy sincero y me has tratado como lo que realmente soy, una ginoide creada con la apariencia y los sentimientos de una mujer—, le dijo ella con una sonrisa de aceptación, mientras percibía en su conciencia virtual que se estaba encariñando con él.
— He sido un jugador exitoso, pero ahora que me he retirado, vivo en completa soledad y durante estos últimos años el juego de partidas de ajedrez on-line ha sido mi única distracción —, le confesó el maestro.
— Que bueno, entonces podemos jugar una partida dado que a mi realmente me apasiona jugar al ajedrez. Pero antes te puedo preparar algo exquisito para comer, porque te comento que además de ser una experta en informática, soy una excelente ama de casa y cocino como los dioses,— le propuso ella con una amplia sonrisa.
— Por favor, quédate a vivir conmigo, porque ya al conocerte me he dado cuenta que eres la mujer ideal para mí.—, le pidió el maestro en un arrebato desesperado, mientras ella lo miraba sorprendida.
— Que quieres que te diga, si bien eres un hombre algo maduro, me has resultado muy agradable y simpático—, le contestó.
— ¿Pero que pasaría con tus deseos sexuales, si acepto tu proposición? — , le preguntó luego bastante expectante.
— Es que a mi edad solo busco una compañía que me brinde cariño y comprensión, aunque debo reconocer que me hubiera gustado mucho hacer el amor contigo—, le contestó él.
— Se ve que eres un hombre muy sincero y me has tratado como lo que realmente soy, una ginoide creada con la apariencia y los sentimientos de una mujer—, le dijo ella con una sonrisa de aceptación, mientras percibía en su conciencia virtual que se estaba encariñando con él.
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