Los combatientes luchan hasta la
muerte en una bravía
contienda, en tanto el sol que cae en
el ocaso se va
esfumando poco a poco, manchando de sangre el dilatado horizonte. Hasta
que por fin, luego que uno
de los bandos anuncia el final, las penumbras y el silencio se apoderan del épico escenario de la lucha.
La batalla ha terminado y los dioses se han calmado. En el cielo
oscuro se
abre paso la luna, que ilumina de gris al parque, mientras que las piezas diseminadas sobre el tablero de
ajedrez, lentamente
van recibiendo su sepultura común en una caja de madera, en medio de las
sombras de la noche.
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