Era casi la hora fijada en el club de ajedrez y estaba
sentado en la mesa esperando que llegara. Cuando la vio entrar por la
puerta, parecía una mujer común y corriente, pero al distinguirla
mejor cuanto se acercó hacia él con una sonrisa, supo que no era
así. No tenía la típica belleza clásica de una mujer, pero había
algo en ella que lo atrapó por completo. Tal vez serían sus
delicados movimientos, su mirada luminosa o la tenue fragancia que
emanaba de su piel.
No lo sabía con certeza, pero evidentemente tenía que ser un amor a primera vista, porque notaba como su sangre circulaba a gran velocidad por su cuerpo. Sin poderlo evitar, se sonrojó por primera vez después de muchos años, cuando ella acercó sus labios a su rostro para saludarlo con un beso.
¿Pero justo en este momento tenía que haberle pasado? ¡Se acababa de enamorar perdidamente como si fuera un adolescente, unos segundos antes de comenzar la partida que debía disputar con ella, en la que tenía que ganar si o si para clasificarse!
Respiró profundamente y como forma de disimular ese flechazo de amor que lo había atravesado, le tendió protocolarmente la mano con una sonrisa nerviosa. Y cuando ella inició la partida con las piezas blancas, al responderle con las negras, sentía como el corazón le latía raudamente en el pecho, mientras trataba inútilmente de concentrarse en el juego.
No lo sabía con certeza, pero evidentemente tenía que ser un amor a primera vista, porque notaba como su sangre circulaba a gran velocidad por su cuerpo. Sin poderlo evitar, se sonrojó por primera vez después de muchos años, cuando ella acercó sus labios a su rostro para saludarlo con un beso.
¿Pero justo en este momento tenía que haberle pasado? ¡Se acababa de enamorar perdidamente como si fuera un adolescente, unos segundos antes de comenzar la partida que debía disputar con ella, en la que tenía que ganar si o si para clasificarse!
Respiró profundamente y como forma de disimular ese flechazo de amor que lo había atravesado, le tendió protocolarmente la mano con una sonrisa nerviosa. Y cuando ella inició la partida con las piezas blancas, al responderle con las negras, sentía como el corazón le latía raudamente en el pecho, mientras trataba inútilmente de concentrarse en el juego.
Impresionado, enamorado, muy difìcil concentrarse en una partida de ajedrez, de seguro prœximo a perder, hermoso relato.
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