La tibia tarde de primavera invitaba a disfrutar de los rayos del sol y una suave brisa jugaba con las hojas verdes de los árboles. Verificó la hora. Tenía el tiempo justo para llegar al lugar de encuentro pactado en el parque con su rival a pocas cuadras de allí y comenzó a caminar con determinación, llevando la caja con las piezas de ajedrez.
Consideró que la temperatura era ideal para sentarse allí, y disfrutar de una partida en una de las mesas especialmente preparadas para jugar. Al acercarse al lugar fijado del encuentro, divisó a su rival que se encontraba esperándolo junto a la mesa de juego. Al llegar, levantó la mirada al cielo para agradecer a la providencia por semejante fortuna, cuando se le borró la sonrisa de su rostro. Un enorme nubarrón que irrumpía el firmamento y ocultaba temporariamente la luz del sol, era portador de un nefasto mensaje.
A pesar de la inquietud que lo embargaba no le dijo nada al saludar con una sonrisa a su contrincante. Luego que comenzaron la partida, a ambos los absorbió el juego de tal forma, que no se percataron que la tarde se había oscurecido antes de lo esperado, con amenazantes nubarrones. Entonces sucedió lo inevitable, se levantó una brisa fresca y se produjo el impacto de una gota de agua sobre el tablero. Se trataba de una gota enorme, que dejó varias piezas tendidas.
Obviamente se trataba de una gota precursora detrás de la cual vendrían otras, por lo que interrumpieron rápidamente la partida. Fue allí cuando su rival salió disparado intempestivamente, sin despedirse siquiera, buscando desesperadamente un posible lugar de protección en el parque. Recuperado de la sorpresa, en el breve tiempo que dispuso para recoger las piezas en la caja, una segunda gota aterrizó sobre la mesa de juego y súbitamente esas gotas aisladas, trocaron en un tremendo chaparrón.
Cuando regresaba a su casa completamente empapado, se preguntaba indignado cómo era posible una actitud tan descortés de su rival, luego que ese clima soleado primaveral, confluyera tan abruptamente en ese inesperado final de la partida.
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