1/3/22

La soledad de la casa

En la soledad de la casa envuelta en el silencio, roto tan solo por el crepitar del fuego de la chimenea, el anciano trata de resolver un problema de mate en dos, de un libro que el médico le recomendó para ejercitar la memoria.

De pronto se detiene y alza un instante la vista. Acaba de oír la puerta de calle al abrirse y el tintinear de unas llaves. Es su esposa, que entra en la casa y se acerca lentamente a la chimenea, para extender y calentar allí sus rugosas manos. Luego se acerca y se sienta al lado del anciano, quien deja por un momento el problema de ajedrez .

Ella le comenta la frialdad con que la recibió su nuera en la visita a su casa, los regalos que les compró a sus nietos para verlos contentos, y que ellos le dijeron que cualquier día de estos pasarían a visitarlos. Es allí que de pronto aparece la gata, quien se acerca cariñosa para hacerles compañía. El anciano la acaricia durante un rato, antes que ella se vaya a dormir junto al fuego de la chimenea.

La anciana suspira mientras los observa y luego le dice con una triste sonrisa, que por la forma que se comportó su nuera, es seguro que sus nietos no vendrán a verlos, mientras se retira a su dormitorio para cambiarse y preparar la comida. Entonces, la soledad de la casa envuelta en silencio, se abalanza nuevamente sobre el anciano y el problema de ajedrez.

 


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