El juego de ajedrez es la pasión de
mi vida, pero aunque he participado en torneos de
cierta importancia, siempre he pasado desapercibido. Es
que que nunca logré un galardón que valga la pena, como para que
algún medio periodístico se digne siquiera de mencionarme.
Por eso, cuando la Federación Nacional de Ajedrez convocó hace unos meses el torneo regional decidí prepararme a fondo. Me compré varios libros de teoría y practiqué con un programa de computadora. Estas últimas noches fui al club de ajedrez de mi barrio para jugar algunas partidas y ahora puedo considerarme sin dudas como un jugador consumado.
Sé que voy a ganar, no obstante, para asegurarme de que mi actuación en este torneo trascienda en los medios, he comprado un revólver. Estoy convencido que esta vez, de una u otra forma, todos los periódicos hablarán de mí.
Por eso, cuando la Federación Nacional de Ajedrez convocó hace unos meses el torneo regional decidí prepararme a fondo. Me compré varios libros de teoría y practiqué con un programa de computadora. Estas últimas noches fui al club de ajedrez de mi barrio para jugar algunas partidas y ahora puedo considerarme sin dudas como un jugador consumado.
Sé que voy a ganar, no obstante, para asegurarme de que mi actuación en este torneo trascienda en los medios, he comprado un revólver. Estoy convencido que esta vez, de una u otra forma, todos los periódicos hablarán de mí.
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