— No quiero jugar más al ajedrez de esa manera, papá.
— ¿Por qué? ¿No te gusta?
— Es que me gusta más jugar al ajedrez on-line, moviendo las piezas en el monitor de la notebook.
— Hijo, por favor, solo una partidita.
Pero el niño no responde, porque está muy ensimismado jugando en su notebook. Entonces, tras unos segundos de duda, el padre da media vuelta y sale de la habitación con la caja y el tablero de ajedrez en sus manos.
— ¿Qué hicimos mal? —, le dice al ver a su mujer, devastado por la actitud de su hijo.
—¿Te arrepientes de haberle comprado la notebook? —, le pregunta ella.
—Claro que me arrepiento, yo quiero que mi hijo juegue en el mundo del ajedrez tradicional, donde las piezas están sobre el tablero —, se lamenta el padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario