Mi amigo está muy solo, y como me echa de menos, quiere que vaya a buscarlo allí donde se encuentra, para volver a jugar al ajedrez. Cuando le conté a mi psiquiatra que había recibido ese pedido, me aconsejó que me negara, porque ese reencuentro no tendría ningún sentido. Pero yo también estoy muy solo y lo echo de menos. Por eso he comprado un revólver para poder jugar al ajedrez con él.
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