Dicen que en el juego de ajedrez los de afuera deben ser de palo. Pero hay un lazo invisible del abuelo para ayudar a su nieto, mientras mira esa partida que está disputando con su padre. Hace solo unos instantes, se había puesto de pronto tenso y clavó la vista en un punto muy preciso del tablero. Entonces, su nieto se concentró en el lugar de su mirada y comprendió que era una advertencia. De ese modo, la luz se hizo en la mente del niño al darse cuenta que con un jaque doble podría perder la dama. Ahora, el abuelo ha vuelto relajarse esbozando una sonrisa, como para comunicarle que todo está bien. De esa manera, el niño se mantiene permanentemente atento y expectante de la actitud del abuelo, por si aparece alguna otra jugada de peligro.
Interesante
ResponderEliminarExcelente relato.
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