Vivo en la madrugada todavía
una partida que fue muy fugaz
con un remate de mate sagaz
que en esta noche me ha dado alegría.
Me reí de mi propia cobardía.
mirando lo imposible en forma audaz,
mi instinto de aventura fue tenaz
que aplacó a mis miedos en la porfía.
Logré ganar porque no fue lo mismo
sacrificar la dama en la jugada
que buscar no caer en el abismo.
Y con la bella luna en la mirada
animándolo al sol con mi optimismo,
yo me duermo sonriendo en la alborada.
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