Está completamente convencido
que nació para ganar en el juego,
y su alma está llena de ansias y fuego
pero hoy siente a su espíritu cohibido.
Entonces piensa que aún no ha perdido
y que tiene que tomarse un sosiego,
por lo que para evitar todo apego
huir del club de ajedrez ha decidido.
Hoy no se halla bien para la porfía
y al no ser una noche placentera
piensa regresar el próximo día.
Una gran partida tal vez lo espera
para que envuelta en su sabiduría
una enorme alegría le confiera.
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