29/12/23

Ojos negros embrujados

Fui becado en el humilde pueblo donde vivía, para efectuar los estudios universitarios en la Ciudad, y allí conocí a un amigo entrañable con quien compartí los avatares de la carrera de abogacía. Luego de graduarnos, yo me dediqué profesionalmente a la enseñanza del ajedrez y como ahora vivo solo en la Ciudad, él me invita asiduamente a visitarlo a su casa, para aportarle mis experiencias a su esposa, la que participa asiduamente en torneos.

Y aunque parezca mentira, ya al verla me enamoré perdidamente de ella, embrujado por sus hermosos ojos negros. Si bien la pareja de mi amigo me manifiesta un cálido afecto, yo siempre debo disimular mis emociones. Sin embargo, se me hace muy difícil esconder este amor secreto, para que nadie sospeche de mi angustia.

Es que cuando de pronto alzo mis ojos del tablero de ajedrez y me encuentro con los de ella, mi corazón se acelera, y a mí solo me queda el consuelo de compartir el resplandor de esos ojos negros embrujados, que me acompañan en los análisis de las partidas y me sumergen en un mundo mágico y maravilloso. 




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