Hacía un rato que se había caído de la mesa y estaba muy alegre gozando de la libertad, tirado en la alfombra de la habitación. Una niña muy pequeña se le acercó, lo levantó y le preguntó:
— ¿Muñequito puedo jugar contigo?
— Claro que si. Soy una pieza de ajedrez, pero ahora para vos soy un muñequito de madera con forma de caballo, que por suerte pudo librarse del cautiverio del tablero.
— ¡Vamos, que nos divertiremos cabalgando juntos por todo el departamento!
Finalista
VIII Concurso de Microrrelatos. Al calor de la risa.
Incluido en el libro: Terapia intensiva.
Letras
como Espada. España. Enero 2023.
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