Él
A
ella le gusta la poesía. A mí no. A mí me gusta jugar
al
ajedrez.
A ella no.
Pero la amo y cuando jugamos al ajedrez yo le recito poesías. Busco engañarla
haciéndole creer que
a mi me gusta la poesía y así se apiade jugando al ajedrez para complacerme.
Ella
A él no le gusta la poesía, pero me
ama,
y busca
engañarme,
porque solo le gusta el ajedrez.
Pero yo lo amo y dejo
que crea
que me
engaña,
porque me complace
que
me recite poesías,
sin
saber que a
mi también
me
gusta jugar al ajedrez.
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