18/1/22

El peón travieso

Al comenzar en el aula la clase de ajedrez, los niños detectaron la falta de un peón en una de las cajas de los juegos. Entonces, ante la sorpresa de los alumnos, el maestro se los alcanzó con una sonrisa, sacándolo de su bolsillo con un pase de magia y aprovechó para revelarles el misterio de su desaparición.

Todo había comenzado en la clase anterior cuando al llegar a la octava línea el peón había sido apartado del tablero, al coronarse en dama. Pero el peón tenía un espíritu bastante inquieto y travieso y comenzó a deambular por el aula para participar en las actividades de aprendizaje. Fue allí que lo sorprendió el sonido del timbre que anunciaba la terminación de la clase.

En ese momento, el peón comprendió que se encontraba lejos como para volver a tiempo junto a sus compañeros, aunque sintió un pequeño alivio al ver que todavía los niños estaban muy ensimismados en sus tableros. Pero debía darse prisa, porque el maestro les recalcaba permanentemente que la clase había terminado.

Finalmente el niño que utilizaba el juego que correspondía al peón, comenzó a recoger las piezas con infinita calma, dejando la caja abierta sobre la mesa. Para el peón era una milagrosa oportunidad, porque ya había logrado acortar la distancia. Sin embargo, no fue lo suficientemente veloz en su intento de ingresar a la caja antes de que el niño la cerrara.

Cuando todos se fueron del aula, el peón quedó solitario llorando sobre el pupitre. Por suerte, fue descubierto por la encargada de la limpieza, quien se lo alcanzó al maestro, aprovechando que aún no se había retirado de la escuela.

 


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