El arte de la escritura permite ciertos placeres. Hoy me deleité con un relato en el que describí el desarrollo de una partida de ajedrez. En la apertura hubo un gambito y un contra gambito y en el medio juego enterré a varios peones, un alfil y un caballo de ambos bandos que nada aportaban a la lucha. Las damas que acosaban a lo reyes enemigos finamente fueron cambiadas y así las torres, alfiles y caballos que quedaban, tomaron la posta de la partida apoyados por los peones. Por último, al llegar al final quise hacer que las negras perdieran la partida, de modo que una por una, sus piezas fueron cayendo en la lucha. Pero cuando las blancas jaqueaban indiscriminadamente a un pobre y solitario rey negro, me apiadé, e hice que la partida terminara tablas por ahogado.
Estimado Nestor, verdaderamente impresionado por la sencilléz de tu relato en este microrelato, tal y conforme lo realizas en tantos otros contenidos, felicitaciones.
ResponderEliminar